Durante la semana estamos trabajando muy bien, siempre enfocados, entretenidos, aprendiendo. Estamos teniendo menos meetups, aunque dos por tres nos deleita alguna. El Viernes por ejemplo (no nos sentamos porque teníamos “papas al fuego”, pero charlaba al lado de nuestras mesas) estaba hablando un empresario Español, ex-dueño de la red social que aún es más grande que Facebook en España. Hizo énfasis en que como emprendedores deberíamos amar al proyecto, o no vamos a poner tanta pasión, y se va a notar en la pista. También habló de cómo el equipo inicial son el ADN de la empresa, y de lo importante que es para quienes emprenden el formar un gran equipo de profesionales y personas. Todo esto como de fondo, mientras seguíamos programando, ya cerrando las oficinas, con las cervezas tiradas que venían llegando de la barra montada para esta charla. La analogía de la incubadora vale a diario, me siento como un bebé al que lo sacan a pasear en carrito por los parques.

El Sábado tuve un primer proyecto de clase en Learnapalooza. Fue difícil, porque había mucha gente y había preparado un taller (para que todos programen), pero no había internet, y había pocos que sabían mucho, y muchos que no sabían nada. Salió algo corto, con preguntas al final interesantes, y aprendí que es importante conocer el “target” de la charla, que hay que prepararlas con tiempo sabiendo ese target, y que hay más interesados en aprender a programar computadoras (gente “normal”) de lo que esperaba.

Rondaríamos las 100 personas, y hubo charlas de programación, de cómo hacer cervezas, de medicina del futuro. Esta última la dio un brasilero, ex alumno de Singularity University. Habló de que en 2015 va a existir tal cosa, que en 2035 tal otra. Habló de que hay impresoras 3D para vasos sanguíneos, que se están preparando para tejidos más complejos como un corazón. Habló de los procesos que se están estudiando para filtrar la “vejez” de la sangre, abriendo una hipótesis de Humanos que vivan 200 años, tal vez más, y los mil interrogantes que eso plantea. Nos pareció lejano y raro.

Luego de mi charla quedamos en contacto con los chicos que sabían de programación para hacer eventos más enfocados en Software. Ellos son estudiantes universiyarios de Chile, y nos contaban que acá se estudian lenguajes “enterprise”, con la mira puesta en trabajar en grandes empresas. Me sorprendió mucho, en la UBA era inverso: se usan lenguajes que sean técnicamente lo mejor (según los estudiantes y profesores juzguen), y SIEMPRE que se pueda Software Libre. Entonces ven que nosotros (“startupers” que usamos tecnologías libres y “cool”) podemos enseñarles cosas que les interesarán, y viceversa.

Recordé el primer día de Startup Chile: me quedaron grabados sus valores, y sus motivos para incubarnos: quieren renovar el ecosistema emprendedor chileno. Cuando lo escuché sentí lo mismo que al escuchar sobre humanos inmortales: lo vi tan lejano, los admiré un poco por estar pensando en un futuro lejano. Y después vi a estos estudiantes universitarios, que querían aprender algo más que .NET, Java y lo que ahí les enseñaban, querían conocer lo que estamos usando nosotros. Y de nuevo vi en concreto cómo a partir de Startup Chile están cambiando cosas concretas en la vida de algunos Chilenos. De repente en otros países se habla de cómo en Chile se está fomentando el emprender. De repente surgen eventos como Learnapalooza. De repente estudiantes quieren ser pasantes en las oficinas mientras terminan sus “anuarios”. De repente la gente se encuentra y comparte conocimiento.